El arte sonoro es un campo reciente en la historia de la creación artística mundial. El concepto de “arte sonoro” engloba áreas de creación que van más allá de las tradiciones de la práctica musical, ya que se trata de producciones que incluyen la posibilidad de trabajar sin restricciones con todos los materiales sonoros disponibles (no solo con los habitualmente asociados a la música). . En el transcurso de los siglos XX y XXI se observa un fenómeno de expansión e interrelación entre diversos campos y disciplinas creativas y artísticas en relación con la música y el sonido. Algunas de estas disciplinas son: formatos y soportes propios de las artes visuales como la escultura y la instalación; arte interactivo; la invención y construcción de nuevos instrumentos musicales (luthería experimental); una diversidad de prácticas de desempeño; entre otros. Diversos investigadores coinciden en afirmar que el arte sonoro, campo en constante crecimiento y expansión, constituye un eje de relevancia central de la creación artística de nuestro tiempo. Seth Kim-Cohen (2009) explica que el arte sonoro a lo largo del siglo XX adquirió su propia identidad como un "campo sonoro expandido", caracterizándolo como arte "no coclear" (estableciendo una analogía con el concepto de "arte no retiniano" por M. Duchamp), en el sentido de proponer diversas alternativas tanto a las artes musicales tradicionales como a las prácticas tradicionales de escucha. López Cano, por su parte, explica que “el concepto de arte sonoro no se refiere a una técnica, género o práctica artística concretos, sino a un dominio transdisciplinario donde concurren especialistas de campos, disciplinas y tradiciones artísticas sumamente diferentes (...) en el dominio se integran, discuten y contaminan diversos comportamientos artísticos provenientes de diversas tradiciones del arte contemporáneo y de vanguardia ”. Así, concluye que el arte sonoro “se integra a los paradigmas del arte contemporáneo mientras los reformula y construye los suyos propios” (López Cano, 2013).

El programa propone estudiar las concepciones estéticas contemporáneas en sus posibles relaciones de continuidad o ruptura con la estética desde la modernidad en el contexto de las manifestaciones artísticas actuales. En este sentido, se puede afirmar que la dificultad más importante que plantean estas manifestaciones, a la hora de modificar experiencias productivas y receptivas, es que ponen en crisis categorías y clasificaciones más o menos tradicionales de la teoría estética. Performance, instalaciones, bodyart, bioarte, graffiti, videojuegos, series, entre otros, tienen como consecuencia que los conceptos de obra, autor, receptor y los juicios de valor establecidos muchas veces sean incompetentes para dar cuenta de ellos. De tal manera que las múltiples formas de lo contemporáneo hacen que el arte de hoy se aleje de los intentos de demarcación teórica. Esta crisis de la estética, en cambio, no puede separarse del contexto del capitalismo y de las principales crisis culturales y filosóficas desde la modernidad. Sin embargo, también es posible incluir rupturas dentro de la propia lógica de lo artístico en la medida en que, especialmente desde la modernidad, la exigencia de originalidad del arte conlleva un cuestionamiento cíclico de las categorías teóricas establecidas.