La vida afectiva y relacional del ser humano se convierte en un pilar fundamental para el éxito en cualquier ámbito en el que se desarrolle profesional o socialmente. El entorno familiar en el que se desenvuelve el niño desde el momento de su concepción dejará huella en el proceso de convertirse en persona, ya que todos los estímulos que se reciban o no se reciban, determinarán el tipo de ser humano en el que se convertirá. Las grandes presiones a las que nos enfrentamos en el mundo actual nos llevan a olvidar que la vida es una experiencia formidable de la que no siempre sabemos extraer toda su riqueza. Una de las características esenciales del ser humano es su aspecto proyectivo, es decir, la capacidad para realizar proyectos. Y, no solo eso, sino fundamentalmente, la capacidad de hacer un proyecto de tu propia vida. No es fácil organizar nuestra vida. Por un lado, el peso muerto de la rutina y el confort conduce a repeticiones rituales y casi mecánicas y, por otro, una cierta apatía y conformismo nos induce a la pasividad y nos desvía de perspectivas tan saludables como el uso de la imaginación y el desarrollo de nuestras ideas. habilidades creativas. A través del juego, los niños prueban el mundo y aprenden sobre él. Por tanto, el juego es fundamental para un desarrollo saludable. Para los niños, el juego es un asunto serio y tiene un propósito específico a través del cual se desarrollan mental, física y socialmente. El juego es la forma de autoterapia del niño, a través de la cual las confusiones, ansiedades y conflictos a menudo pasan a primer plano. A través de la seguridad del juego, los niños pueden probar sus nuevas formas de ser. El juego representa una función vital para el niño. Es mucho más que la actividad frívola, despreocupada y agradable que los adultos generalmente consideran. El juego (también) sirve como lenguaje simbólico. Los niños experimentan mucho de lo que aún no pueden expresar en el lenguaje y, por lo tanto, utilizan el juego para formular y asimilar lo que experimentan. El juego bien utilizado sirve a los especialistas como una herramienta indispensable que permite conocer mejor al niño, es un elemento fundamental del proceso de enseñanza-aprendizaje y sobre todo, representa la evolución, adaptación y autoafirmación del niño. El juego puede reducir los eventos traumáticos y atemorizantes, aliviando la ansiedad y la tensión. El juego suele ser una herramienta para aprender a evaluar la interacción social, para aprender a abordar diferentes respuestas emocionales y sentimientos personales. El juego bien planificado tiende a aumentar la disposición del niño a participar y, a su vez, a estar más preparado para nuevos emprendimientos. El niño se comunica jugando, por lo tanto, es necesario hablar en su idioma A través del juego, el niño se aleja del mundo real y puede comprender ese mundo diferente al suyo: el mundo del "adulto", que a su vez moldeará su propia personalidad. De ahí la importancia fundamental del juego infantil, un niño que ha jugado de forma adecuada será un adulto que se integra constructiva y creativamente a su realidad. A través del juego, el niño se aprueba física y mentalmente, y esto le permite ganar autonomía y afirmarse. El juego es fundamental para el ser humano independientemente de su edad, ya que los cambios y procesos que hace posible el niño siguen siendo normas válidas para el joven y el adulto, incluso para los mayores.
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